sábado, 22 de agosto de 2009

Y.

El destino es como el handball, subir y bajar, bajar y subir, llevando en manos nuestra pelota, nuestra vida, con el objetivo de llegar al otro arco donde por fin podremos encontrar eso que tanto deseamos.

Este nos hace jugar a favor y en contra, haciendo lo que se le de la gana con nuestra pelota, llevándola para el lado que la necesitamos o para el lado contrario haciéndonos retroceder, simplemente mandándola afuera obligando a que hagas una pausa para pensar. Una vez fuera es hora de pensar, pensar y abrir los ojos ver a que estamos jugando, que faltas cometimos, que malas jugadas hicimos. En pocos segundos tendremos que ver que es esa mala jugada que hicimos, cual es la falta que cometimos. Miramos y miramos, hasta que por fin la encontramos pero ¿Qué hacer para borrarla? Si es algo que ya está hecho y que yo sepa no se puede volver al pasado y cambiar las cosas ¿Tendremos que seguir sobreviviendo con eso malo que hicimos acaso? Cuando algo está hecho, hecho esta, no hay vuelta atrás. Pero no vamos a dedicar tiempo para culparnos una y otra vez lo que hicimos, no vamos a hacerlo. Vamos a seguir adelante con este juego pensando las jugadas que nos faltan por hacer para poder llegar hacia el otro lado y por fin lograr lo que deseamos.

Caro.